¿Por qué no te callas?

La gallina no ha puesto

El consejo de Claudio Nazoa para que comamos huevos parece que está sin efecto. Y es que huevos no hay. Así uno madrugue, no se encuentran y lo más divertido es que si los venden, no son al precio regulado de 276 bolívares por unidad, si no te cobran mínimo 400 bolívares por un huevito.

Entonces, pues uno ignorante se pregunta qué está pasando. Cómo en un país podrido en petróleo no puede haber un alimento tan básico. ¿Será que las gallinas emigraron? Si eso es así, tenemos que crear un proyecto de inmigración para que regresen.

En todo caso, no hay que darse por vencido y debemos emprender nuestra odisea à la recherche de l’oeuf perdu porque no sabemos cuando la gallina pondrá otra vez.

Mataron a Yanis Chimaras, ¿y qué?

Imagen tomada de www.globovision.com

No quiero expresar con ese título que esté contento porque mataron a este actor, sino llamar la atención sobre el hecho de que cada día matan varios Chimaras, pero lamentablemente esos quedan en el anonimato. Parece que los otros muertos no cuentan y tal vez tenga que ser uno, un reconocido actor o alguien influyente para que los demás se den cuenta de la triste realidad en la que vivimos.

Cada día muere un número indeterminado de personas y pareciera que para ellos no hay dolientes, quizás un titular en la página de sucesos y la indiferencia de nosotros, porque siempre se mueren los otros: uno no se muere. Siempre pensamos que la muerte le tocará a alguien, mas no a uno. Para continuar, cuando un don nadie se muere de vaina se investiga. Las investigaciones son más lentas, si es que las hay. Al fin de cuentas, en Venezuela la vida tiene menos valor que en otros lugares y es importante quien eres y a quien conoces.

Ya parece que tienen ubicados a los asesinos de Chimaras, ¿pero por qué no ubican tan rápidamente los asesinos cuando el muerto es un común mortal? En este país hay injusticia, mucha injusticia, por un lado para los vivos y ya sabemos que hasta para los muertos. Total, ya están muertos.

Cada fin de semana son muchos los que mueren, pero ahí no hay palabras de condolencias oficiales. En este país no reina la cultura de la vida, sino la de la muerte. Nos hemos acostumbrado a vivir con la muerte y solamente reaccionamos ante nuestra sangrienta realidad cuando ocurren hechos como los de Yanis. Muchos temen por su vida y piensan que el próximo podría ser uno de ellos. Sin embargo, pocos sienten la muerte tan cerca cuando es asesinado un desconocido Pedro, Juan, Enrique o Pablo, pues continuamos en nuestro aletargamiento.

Para cerrar, no está demás decir que, en todo caso, la muerte nos pertenece. No importa el nombre ni el apellido.